martes, 23 de junio de 2009

7 de agosto de 1996: Racing 1 Boca 0

El 7 de agosto de 1996, el Piojo López era jugador del Valencia. Racing ya había vendido su pase por cuatro millones de dólares y lo había despedido en un 0-1 contra Newell's en Rosario porque luego el torneo se postergaría por los Juegos Olímpicos y Claudio no volvería.
En Atlanta, el Piojo y la selección consiguieron una meritoria medalla de plata. En Argentina, Racing (sin posibilidades de ser campeón) recibía al Boca de Diego Maradona y Claudio Caniggia, que buscaba el título.
"Claudio, ¿estás seguro?", le preguntaban familiares, dirigentes argentinos y españoles, amigos. "Mirá que el avión para España sale hoy, allá te están esperando", le insistían. "Sí, estoy seguro -respondía el Piojo-. Racing me dio mucho y para Racing éste es un partido importante. Tengo que estar. Me quiero despedir en casa".
Era 7 de julio de 1996, el Piojo era jugador del Valencia y pidió jugar igual. Arriesgó porque el fútbol es arriesgar como él arriesga en cada pelota. Arriesgó porque la vida es arriesgar en cada decisión valiosa.
Fue un partido con muchas llegadas, con Nacho González atajando todo, con Boca comandado por Juan Sebastián Verón y el Kily González, con Racing aguantando con el Negro Galván y respondiendo con el Mago Capria.
El partido fue entre Racing y Boca hasta los 36 minutos del segundo tiempo. Hasta que el Chelo Delgado abrió un ataque para el Piojo, por izquierda. Hasta que el Piojo metió un zurdazo marca Acme que explotó en la red de Navarro Montoya. Entonces, el partido dejó de ser entre Racing y Boca: fue el partido del Piojo.

Portada de Crónica del 8 de agosto de 1996

Para mayor heroísmo, para anudar más la garganta, Nacho le atajó un penal a Maradona a tres minutos del final y el Piojo salió reemplazado 60 segundos después para recibir una ovación que se repetiría al final del partido, ya con él trepado sobre un arco, a metros de 30 mil racinguistas desencajados. "Ningún hincha de Racing lo podrá olvidar -escribió Olé-, pero se pueden quedar tranquilos. Porque el Piojo se va con la promesa de regresar".
El 7 de agosto de 1996, el Piojo López era jugador del Valencia. Pero se puso la de Racing, y corrió, y metió un gol, y ganó, y se fue a España. Y marcó mi adolescencia para siempre.

Olé, 8 de agosto de 1996