La tarde fue tarde hasta que Racing empezó a jugar. Después, fue una fiesta. Fue la fiesta de los artesanos antes que de los mercaderes, fue la fiesta de los soñadores antes que de los satisfechos, fue la fiesta de mi infancia.
Porque a los 4', el Piojo -sí, el Piojo- se despatarró un rato por la izquierda, la mano rápida, y dibujó un arco con la trayectoria de la pelota hasta depositarla en el corazón del área rival. Un defensor llegó a soplarla sólo para acomodársela mejor a la zurda gótica –más gótica que siempre- del Mago Capria, que a contraviento sacudió la somnolencia de la red que don Navarro Montoya había jurado defender. Uf: Racing arriba 1-0.
Boca era el Boquita de los sueños. A tres fechas del final, a tres fechitas de ser campeón, puntero, invicto (había recibido 6 goles en 16 fechas), con Maradona todavía presentable, con el letal Manteca Martínez, con el Mono, con Giunta, con el Kily González. Pero uf: Racing arriba 1-0.
No iban ni 11 minutos cuando Capria –mas brillante que siempre- empujaba la pelota con la pierna izquierda y hacia delante, a ras del suelo, casualmente justito para que otro hombre que corría por ahí, Marcelo Delgado, llegara a la carrera y con patear una sola vez (alto, por arriba del señor que atajaba) hiciera que los hombres de traje de las cabinas extiendan a la letra “o” durante un ratito.
Un ratito fue lo que pasó hasta que el Piojo –sí, el Piojo- se chisporroteó entre Medero y Fabbri en una jugada sin más inteligencias que la del cordobés, que le pegó con la punta de su zapato izquierdo, con suficiente fuerza para que Navarro Montoya otra vez tuviera ganas de romperle la cara a la tarde. Pero la tarde ya no era tarde, era fiesta. 12 minutos de fiesta iban: Boca 0 Racing 3.
Racing era La Acadé de los sueños. Había ganado 3-0 y 4-1 sus últimos dos partidos y, aunque la punta le quedaba 5 puntos lejos, disfrutaba de Capria, del Chelo, de Pompei, del Piojo -sí, el Piojo-. Pero uf: centro de Diego, cabezazo de Mac Allister y 1-3. Uf: penal a Tchami, gol de Diego y 2-3. Uf. Entretiempo.
La tensión fue tensión hasta que Racing empezó a jugar. Después, fue una fiesta. Fue la fiesta de los progresistas antes que de los conservadores, fue la fiesta de los sensibles antes que de los racionales, fue la fiesta de mi voz.
Porque a los 2’ del segundo tiempo, la zurda rebelde –más rebelde que siempre- del Mago Capria ajustó sus músculos para un movimiento quirúrgico, para un remate neto, esta vez en el otro arco. Uf: Racing arriba 4-2.
Y el Piojo –sí, el Piojo- que celebra la vida con un taco de ésos que por un momento detienen el tiempo, para que De Vicente deje out al Mono y la cabeza de Capria –más rápida que siempre- diga que cinco, que cinco veces ya sonreímos, que cinco veces la fiesta fue un poco más fiesta, que van cinco uf: Boca 2 Racing 5.
Descontó Boca, claro que descontó, porque las grandes fiestas tienen grandes finales. Pero el Piojo –sí, Piojo, vos- se encontró con la pelota con la que todos estaban jugando en el círculo central y empezó a correr hacia el campo rival. Y le gustó tanto, y la midió tanto, y la deseó tanto que no podía perderse, no podía olvidarse, no podía no existir ese sexto gol majestuoso, liberador, vívido. Ese rebote en la parte interna de un poste para que la llegada a la red sea suave como el aire que llenaba los pulmones racinguistas. El Piojo –sí, sí, el Piojo- era el dueño del 6-3, y si después fue 6-4 no me importa.
Porque Racing, señores, una tarde que podría haber sido una tarde más, hizo de la tarde una fiesta. La fiesta del Mago, la fiesta del Chelo, la fiesta de Nacho y de millones de almas celestes y blancas. Y la fiesta, claro, del Piojo. Sí, sí: del Piojo.
El Piojo grita su golazo a Newell's, por la 16ª fecha.
Si el Piojo López comenzó un torneo en Racing con pocas chances de jugar, ése fue el Apertura ’95. En medio de una ola renovadora que trajo nuevo presidente (Osvaldo Otero, tan corrupto como su antecesor), nuevo entrenador (Pedro Marchetta) y trece incorporaciones, Claudio había perdido mucho terreno. Lo habían operado en mayo, su contrato finalizaba en junio y ningún dirigente lo había llamado. Ni siquiera estuvo en los primeros entrenamientos del equipo. Finalmente arregló su contrato, pero entre los refuerzos estaban Marcelo Delgado y Silvio Carrario, destinados a ser los delanteros titulares, y Mariano Armentano, promesa de goleador proveniente de Vélez. Ah: en el plantel continuaba Juan Ramón Fleita, símbolo del club y con alta efectividad en la red. Con suerte, el Piojo arrancaría como suplente. Lo dicho: complicado. El día del debut (4 de agosto de 1995, estadio de Ferro), efectivamente Delgado y Carrario conformaron la dupla de ataque. Pero como Roberto Tito Pompei (otra importante contratación) no se sentía bien físicamente, el sector izquierdo del mediocampo estaba libre. Una buena pretemporada de Claudio convenció a Marchetta: de entrada, el Piojo. Hubo fiesta en Caballito: Carrario metió dos goles, el Chelo Delgado se lució y Racing ganó 2-0. López, algo desacostumbrado a su nueva función, cumplió y hasta con cuotas ofensivas importantes. Sin embargo, Pompei debutó en la 2ª fecha y Claudio quedó relegado al banco de suplentes. Tuvo que conformarse entrando algunos minutos ante San Lorenzo, Belgrano (“Con el ingreso de López, Racing mejoró su rendimiento ofensivo”, dijo El Gráfico) y Vélez Sarsfield. A partir de la 5ª fecha, la explosión del Piojo, ésa que se esperaba desde 1993, sucedió. Las que no entraban por centímetros empezaron a entrar, los remates apurados comenzaron a calmarse, el futuro neblinoso comenzó a resplandecer. Aquel 3 de septiembre, Racing empataba 0-0 con Banfield (en el estadio de Vélez, porque La Academia estaba remodelando el Cilindro) y ni Capria, ni Delgado, ni Carrario podían desequilibrar el resultado. Al Piojo lo mandaron a la cancha otra vez en el segundo tiempo (en reemplazo de Pompei) y, 13 minutos después, un buen desborde suyo por izquierda terminó con un centro a media altura que un defensor rival, Pablo Paz, envió a la red. Por esa acción, Racing ganó 1-0 y se acomodó en el 4º puesto del torneo. “Claudio López, a base de velocidad, ha sido importante cada vez que le tocó ingresar”, escribió Sólo Fútbol.
Artículo en El Gráfico, luego de ser figura en la 6ª fecha.
Una lesión del Tweety Carrario fue el último detalle para el salto definitivo del Piojo a la titularidad: no saldría nunca más. En la 6ª fecha, contra Central en Rosario, la descosió, metió un gol (el primero de cabeza de su carrera) y Racing ganó 3-1. En la Supercopa siguió de racha: dos goles en dos partidos (ver Supercopa 1995). Más y más Piojo: en la 7ª, ante River, fue figura de nuevo. Cuando Racing quedó con un jugador menos, como único delantero se bancó a toda la defensa rival. Terminó la noche invitado a Fútbol de Primera como una de las estrellas de la fecha. “El llanero solitario de Avellaneda”, lo apodó Sólo Fútbol. “En el primer tiempo tuve un par de buenas oportunidades, pero en las dos Burgos me desvió el remate. Aunque jugamos todo el segundo tiempo con un hombre menos, nunca nos vimos superados”, explicaba Claudio. ¿Y en la 8ª? Uf: Independiente ganando 2-0 el clásico de Avellaneda y La Academia al borde del colapso. Pero a los 4 minutos del segundo tiempo, el Piojo metió un gol a pura fe (siguió una jugada irrelevante que terminó en error del arquero Velázquez y gol suyo definiendo con el arco libre) y Racing fue a buscarlo. Nacho González tapó un par de contraataques terribles y el Chelo Delgado, en el minuto 47, dibujó un derechazo increíble, un remate de tres dedos con efecto mágico, uno de los goles más recordados de la historia de Racing: 2-2, clásico empatado.
Partido a partido, el Piojo evolucionaba y La Academia se mantenía en la pelea por el título. Golazo de media distancia a Estudiantes (9ª fecha), tres dedos al estilo Delgado para festejar en Jujuy (11ª)… “El Piojo viene torciendo su historia de dudas recientes”, advertía El Gráfico. “A su conocida velocidad le agregó precisión en los centros y la frialdad que le faltaba a la hora de enfrentar a los arqueros”, detallaba Sólo Fútbol. “Juré que me iba a matar para estar entre los 11, no importaba en qué posición -contaba Claudio-. Yo pasé por un proceso bastante largo desde aquel Torneo Centenario del ’93. Los defensores me empezaron a conocer, me pusieron marcas personales, escalonadas y de todo tipo, y con el tiempo aprendí a adaptarme para tratar de superarlas”.
Una seguidilla de empates (contra Huracán, Platense y Ferro) alejaron a Racing de la pelea y a Pedro Marchetta de su puesto. El nuevo entrenador, Miguel Brindisi, se llenó los ojos de fútbol apenas asumió. La Academia no abandonó la lucha y liquidó a Lanús (3-0, asistencia y golazo del Piojo) y Newell’s (4-1 y recontra golazo del Piojo tras una corrida de 40 metros). Entonces, el histórico 6-4 en La Bombonera. Otros dos gritos del Piojo (y participación decisiva en el primero y el quinto), fútbol, lujos, delirio… “Un Mago increíble llamado Capria fue más Maradona que Diego y un Piojo picante de nombre López fue más rápido que el mejor Caniggia”. Tremendo elogio del periodista Adrián Maladesky en El Gráfico. Uno de los mejores equipos de Racing de los últimos 40 años en su pico de rendimiento: incisivo, audaz, volátil. La gloriosa marcha de cuatro victorias consecutivas se alcanzó con una actuación brillante ante Gimnasia La Plata (2-0). La Academia llegó a la última fecha con posibilidades. Mínimas posibilidades: a tres puntos del líder Vélez, que jugaba contra… Independiente. El Rojo fue para atrás y se comió un 3-0 festejado por sus propios hinchas. Racing arrancó ganando en Santa Fe su partido ante Colón (go-la-zo del Piojo esquivando al arquero y definiendo de derecha), pero las noticias que llegaban desde Avellaneda le hicieron perder la cabeza: terminó con 9 jugadores y goleado. Nada opacó a ese Apertura ’95 inolvidable en el que Racing terminó entre los dos mejores después de 23 años. Parecía que no iba a jugar, pero el Piojo jugó los 19 partidos, metió 9 goles (marca más alta de sus diez torneos en La Academia) y se ganó un lugar entre los grandes jugadores de la historia de Racing.
Todos los partidos de Claudio López en el Apertura 1995 1) vs Argentinos Juniors 2-0 (Carrario 2). Jugó 80 minutos. Puntaje El Gráfico: 5. 2) vs San Lorenzo 0-1. Jugó 27 minutos. Puntaje El Gráfico: 4. 3) vs Belgrano -Córdoba- 1-0 (Carrario). Jugó 45 minutos. Puntaje El Gráfico: 6. 4) vs Vélez Sarsfield 2-3 (R. Capria, Fleita). Jugó 45 minutos. Puntaje El Gráfico: 4. 5) vs Banfield 1-0 (P. Paz en contra). Jugó 45 minutos. Puntaje El Gráfico: 6. 6) vs Rosario Central 3-1 (C. López, Pompei, Delgado). Jugó 75 minutos. Puntaje El Gráfico: 8 (figura). 7) vs River Plate 1-1 (Delgado). Jugó todo el partido. Puntaje El Gráfico: 7 (figura). 8) vs Independiente 2-2 (C. López, Delgado). Jugó todo el partido. Puntaje El Gráfico: 6. 9) vs Estudiantes 3-2 (R. Capria 2, C. López). Jugó todo el partido. Puntaje El Gráfico: 7. 10) vs Deportivo Español 0-1. Jugó todo el partido. Puntaje El Gráfico: 5. 11) vs Gimnasia -Jujuy- 2-1 (C. López, Pompei). Jugó 85 minutos. Puntaje El Gráfico: 7. 12) vs Huracán 1-1 (Pompei). Jugó todo el partido. Puntaje El Gráfico: 5. 13) vs Platense 0-0. Jugó todo el partido. Puntaje El Gráfico: 5. 14) vs Ferro Carril Oeste 1-1 (R. Capria). Jugó todo el partido. Puntaje El Gráfico: 5. 15) vs Lanús 3-0 (Delgado, R. Capria, C. López). Jugó 80 minutos. Puntaje El Gráfico: 6. 16) vs Newell’s Old Boys 4-1 (Reinoso, C. López, R. Capria, Delgado). Jugó todo el partido. Puntaje El Gráfico: 8 (figura). 17) vs Boca Juniors 6-4 (R. Capria 3, Delgado, C. López 2). Jugó todo el partido. Puntaje El Gráfico: 9. 18) vs Gimnasia La Plata 2-0 (R. Capria, De Vicente). Jugó todo el partido. Puntaje El Gráfico: 6. 19) vs Colón -Santa Fe- 1-5 (C. López). Jugó todo el partido. Puntaje El Gráfico: 5.
Promedio El Gráfico de Claudio López: 6,00. Racing terminó 2º, con 35 puntos. Campeón: Vélez Sarsfield. Goleadores: José Luis Calderón (Estudiantes) 13; Claudio Biaggio (San Lorenzo) y Rubén Capria (Racing) 10; Claudio López (Racing) 9.
Piojosidades: Hasta la 6ª fecha del Apertura '95, por torneos locales, el Piojo López sumaba 8 goles en 85 partidos. En el siguiente lapso, metió 9 tantos en apenas 14 juegos.
Nací en 1984 en Buenos Aires. En 2004 me recibí de periodista; y actualmente estudio Letras en la Universidad de Lomas de Zamora. Trabajé en el diario Clarín en 2004, 2005 y 2010, cuando felizmente renuncié. Entre 2006 y 2009 fui redactor y corrector de la revista Fox Sports, publicada en once países. Entre 2010 y 2018 escribí en la revista El Gráfico. Actualmente escribo en ANRed y Revista Cítrica. También colaboré en las publicaciones ESPN, [W], Se Juega, El Pasquín Violeta, La Acadé, Varúa, Audi, Pluna y Access DirecTV; en los libros "Cien años de Viamonte" y "Alerta rojo"; y en los sitios campananoticias.com.ar y deporteamundial.com.ar. Desde 2013 soy parte de una organización social llamada Movimiento Etiopía. Y desde ese mismo año soy profesor de literatura. En 2018 publiqué un libro, "Lo hago para que me quieran", del que se imprimieron 382 copias.